La noche llego se forma sorpresiva para Tarou, quien regresa a su casa luego de pasar toda la tarde en casa de su amigo Yoshi, los dos habían estado leyendo toda la colección de mangas de Yoshi, cosa que Tarou no le contaría a su madre cuando llegara a casa porqué ella detestaba toda esa "basura violenta" como ella les llamaba.
"Es muy emocionante el final del tomo diez de Hokuto no Ken, espero que Yoshi compre pronto el siguiente tomo, para que pueda leerlo" caminaba por las calles del pequeño pueblo intentando mantener sus pensamientos en lo que había leído hacía tan sólo unos minutos atrás. Y tenía dos buenas razones para ello, la primera es que el manga le encantó mucho y deseaba rememorar todos los aspectos de este que le encantaron, la segunda razón le daba vergüenza admitirla aún así mismo y eso era porqué sin importar cuanto se repitiera que era una tontería no podía evitarlo, tenía miedo de estar en la calle de noche, no sabía la razón de ese miedo simplemente las veces que había tenido que salir de noche el miedo lo invadía sin que él pudiera evitarlo. La oscuridad lo prácticamente todo pues la luz de las farolas en las calles no era muy potente y se encontraban muy separadas una de otras, lo cual ayudaba a que Tarou se sintiera muy temeroso.
Sin embargo esa noche él podía notar que las cosas eran diferentes a como siempre habían sido, aún cuando otras veces había salido de noche nunca había sentido lo que en ese momento sentía, una opresión recorría todo su cuerpo y le costaba respirar. Mientras caminaba comenzó a escuchar un ruido que provenía de un callejón, al principio no lo notó pero como se acercaba a el y el ruido fue aumentando de volumen le fue imposible ignorarlo, era el sonido de una fauces desgarrando carne, el jamás había escuchado ese sonido en su vida, pero eso fue lo único que pudo imaginar al escuchar el ruido del callejón, en ese momento su corazón se acelero y un sudor frío recorría su cuerpo, sus pies dejaron de avanzar sin que el pudiera evitarlo y su cabeza se volvió hacia el callejón el cual no era alumbrado por la luz de la farola.
Mientras intentaba escrutar entre la oscuridad pudo escuchar un sonido más bajo y por ende casi imperceptible, el sonido de un débil jadeo y gemidos los cuales le indicaron a Tarou dos cosas, que lo que se estaban comiendo se encontraba vivo y (lo que era peor aún ) era un ser humano. Su primer impulso fue el de corre, pero para su desgracia sus pies se negaban a obedecer le, el terror tomó forma dentro de él y subió por su garganta liberándose en forma de un grito desgarrador, el cual alerto a lo que estuviera sumergido en la oscuridad de su presencia y al mismo tiempo pudo por fin mover sus pies a voluntad y salió corriendo con todas las fuerzas que su cuerpo le permitía.
Corrió por diversos atajos (pues la casa de Yoshi se encontraba algo lejos de la suya) intentando permanecer siempre donde hubiera luz, corrió durante diez minutos sin para ni una sola vez o voltear para ver si lo seguían, simplemente sabía que si volteaba y veía a la cosa que se encontraba en el callejón detrás de él su mente no podría resistirlo. Cuando sus fuerzas comenzaron a desvanecerse se dio cuenta de que se encontraba a una esquina de su casa y se detuvo, casi se cae al suelo al detenerse de golpe, pero no pudo evitarlo, pues al ver su hogar el alivio lo lleno tomando el lugar que el miedo había ocupado mientras corría, se detuvo mas que nada para intentar comprender que era lo que había ocurrido atrás en el callejón, Tarou no era un tonto, y se dio cuenta de que se había dejado llevar por la atmósfera que lo rodeaba en ese momento, después de todo no pudo ver nada en la oscuridad y esos sonidos podían ser causados por cualquier cosa, y él había reconocido ante si mismo que no sabía como sonaba la carne al ser desprendida por una mandíbulas (o fauces), simplemente había corrido domo alma que lleva el diablo a la primera provocación y sin saber que era lo que realmente ocurría en el callejón.
Tarou eres un completo miedoso- se dijo él solo y se encamino a su casa si bien no tranquilo del todo al menos lo bastante como para poder aparentar ante sus padres que nada le había pasado (y realmente así era) mientras regresaba a casa.
Mamá debe de estar esperándome en la sala lista para reñirme-pensaba cuando todo ocurrió.
Una sombra se desprendió de enfrente de su casa y corrió directamente hacia él, que la vio venir pero no pudo reaccionar, lo último que alcanzo a pensar fue -creo que no imagine lo que pasó- la sombra lo derribo con una fuerza tremenda y su cabeza se golpeo duro contra el pavimento dejándolo inconsciente, lo cual fue algo muy bueno para él, pues a diferencia de la otra persona él no se encontraba concsiente mientras lo devoraban.